CUENTOS A CONCURSO

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Escrito por suavecita-- el 2017-12-07 12:05:13.

Actualizado por suavecita-- el 2017-12-26 18:52:33.

CUENTO Nº 1

hacia frio.era 24 de diciembre y habia nevado por la noche.la señora maria habia salido con sus nietos al parque.izan tenia 8 años y su hermana raquel tenia 5 años.les gustaba jugar con la nieve.su madre ,adriana,estaba trabajando.le hubiera gustado acompañar a sus hijos pero un asunto de suma importancia debía cerrarse antes de año nuevo por eso le pidio
a su madre que se ocupara de ellos.y quedaban aun los preparativos para nochebuena.queria que sus hijos amaran la navidad,que participaran de ella.no quería que la pena que ella sentía en esas fechas pudiera afectar a izan y a raquel.adriana había perdido a su marido tres años antes en un desafortunado accidente.fue un duro golpe para ella y su familia,lo tenian todo.se amaban,su situación era buena.dos hijos maravillosos y una vida llena de ilusiones por delante,pero el destino quiso que se desvaneciera todo.seguia amando a su marido,seguia pensando en el y a menudo les hablaba a sus hijos de él,no quería que lo olvidaran.por eso en esas fechas tan familiares .su corazón se hacía mas fuerte,por ellos ,por sus hijos..por ella misma.los niños estaban intentando construir un muñeco de nieve ,lo intentaban,pero les faltaba el gorro y la bufanda.izan le pregunta a su abuela..podemos poner mi bufanda y el gorro de raquel abuela?la abuela,paciente.le responde..podeis ponerselo,pero solo hasta que nos vayamos.pero abuela,asi no parecerá un muñeco,será feooo.la abuela le dice.izan,tu mama me deja sin cenar si apareceis sin gorro y sin bufanda,,,no se lo diremos,dice izan,no se enteraraaaa.lo,siento,no puede ser izan,le contesta la abuela un poco apesumbrada por la situacion.en eso,un hombre se acerca a la abuela y a los niños.y les dice.yo no necesito el gorro ni la bufanda,el sol calienta,si los quereis para el muñeco os ayudo y se lo ponemos,que os parece?la abuela recelosa miraba al hombre.no iba mal vestido.llevaba barba,pero largo  pero arreglado y unas gafas grandes de sol.abuela,si porfa porfaaaa.ante la insistencia de los niños la abuela accede.y le dice al señor..es usted muy amable,pero despues refrescará.no le haran falta las prendas?no seños,no se preocupe por eso.entonces acabemos el muñeco ,dice la abuela viendo  la gran alegria que tenian los niños.completado el muñeco,el hombre dice...yo he de marchar.feliz dia de nochebuena,gracias señorr,exclamaron los niños.la abuela se acerca a el.agradeciendole su gesto.les ha hecho muy felices,le dice.si ellos son felices yo tambien,exclama el hombre y lentamente se aleja de ellos.los niños y la abuela regresan a su casa y cuando llega su mama le cuentan la historia y le insisten para que baje con ellos al parque y vea el muñeco que han construido.la madre accede y baja con ellos.el muñeco sigue ahi.muy bonito,con su bufanda ,su gorro....todo.se acerca un poco mas,algo le ha llamado la atencion.busca disimuladamente en la bufanda...se le escapan las lagrimas..un nombre grabado..oscar.el nombre de su marido.la bufanda que ella le regaló,junto al gorro.cierra los ojos,sonrie y susurra..gracias cariño,sabía que no nos dejarías solos....AUNQUE LO PAREZCA,NUNCA ESTAMOS SOLOS.FELIZ NAVIDAD.

CUENTO Nº 2

Anoche me dormí pensando en un cuento de navidad, y la verdad no se me ocurre ninguno,

Ya estamos en estas fiestas,madre mia!, los años pasan volando,ya están las calles iluminadas, las farolas parpadeando su luces de colores,la gente haciendo sus compras, y ese olor, ese olor  a frio,a nieve, a villancicos,a alegría…

Ya he decorado la casa,aunque los peques , se encargarán de descolocarlo todo, con lo bonito que ha quedado mi árbol, mi belen, aiiiiiiii, estos niños que trastos son,y que alegría dan.

Este año la mesa va estar mas bonita, y mas grande que nunca, porque tenemos mas familia, Disfrutamos la Noche Buena, con las ocurrencias de mi papá, y la renegona de mi mamá, le perdonamos todo (ya casi chochean)pero los adoramos.y el Año Nuevo con todos mis hemanos y familia,partiéndonos de la risa con las uvas, y brindando por un año igual o mejor que este, y que sobre todo estemos todos sanos y bien,y que decís de los reyes, una noche muy esperada por los regalos, (aunque digamos que no,jajaja).

La bata de guatiné a mamá, las zapatillas y el pijama a papá, y los juguetes de los peques,

Realmente son todo alegrías en estos días.Se nos disparan los gastos, pero merecen la pena.  Uisss, he sentido un fuerte achuchón y me desperté,es mi nieto que se ha subido encima mio,  esmás juquetónnnnn.

De repente vuelvo a la realidad,las fiestas , la Navidad,por un momento he sido muy feliz, he soñado que estamos todos a la mesa como los años anteriores, como siempre,riendo y siendo felices todos juntos, y la realidad ya no es asi,no estamos todos, hay sitios vacios y hay tristeza en el corazón, pero la vida sigue, seres queridos se van, otros vienen con nuevas ilusiones y ale gria familiar en fin, Sigo decorando la casa, el árbol, la mesa , está quedando todo precioso.

Estoy  pensando en un cuento de Navidad,y es que no se me ocurre ninguno, bueno…. Ya me vendrá alguna idea sobre Papa Noel y todo eso,ahora tengo muchas cosas que hacer y preparar, están ya al llegar y tengo faena.

Quizás más que cuento de Navidad, yo diría…..       SUEÑO DE NAVIDAD.

 

CUENTO Nº 3

Abuela, mis compañeros dicen en el cole que los reyes magos son los padres. Se
lo he preguntado a papá y mamá pero ellos me ha dicho que te lo pregunte a ti:
¿Existen los reyes magos o los reyes son los padres?

Los reyes existen del modo mismo modo que existe la generosidad, el amor, el
cariño y la amistad. Que no veas nunca a Melchor, Gaspar o Baltasar no
significa que no existan. Hay multitud de cosas que son reales pero que ni los
niños ni los mayores podemos ver, pero no por eso dejan de ser reales y dejan
de existir. Nadie es capaz concebir y de imaginar todas las maravillas que no
vemos en este mundo pero que son totalmente reales y duraderas.  Los reyes
existen y siempre van a existir.  Dentro de mil años, continuarán trayendo
alegría al corazón de los niños.

Cuando crezcas y seas mayor te convencerás que los reyes existen en realidad.
Es posible que en el camino hacia tu edad adulta dudes en algún momento de la
existencia de los reyes, pero ten fe, ellos siempre te acompañarán en la noche
de reyes y acompañarán tus hijos cuando los tengas.

 

CUENTO Nº 4

Quisiera empezar este relato poniendo que  hoy me he levantado con la ilusión de ver el árbol de Navidad, con sus adornos, sus luces, su estrella y escuchar como me dicen...

Papá qué nos traerán los Reyes Magos?.

Pero no va a ser así.

Esa Navidad que desde niño he vivido con las palabras ... amor! Felicidad! con esa cena familiar, con la alegría de esperar esos regalos y donde en esta fecha todo era perdonado. Llevo años donde más que alegría por que lleguen estas fechas me supone tristeza.

El fallecimiento de seres queridos donde años y años hemos compartido estas fiestas, donde ese beso, abrazo de hijos y esposa ya no existe, donde mis hijas comparten un día de Navidad conmigo y el otro no.

He decidido no seguir escribiendo, leo y releo  lo escrito y me doy cuenta que he entrado en una espiral de tristeza de la cuál no sé salir. Me niego a enviar un cuento donde más que alegrías, haya penas.

Se acerca mi hija, coge una silla y se sienta a mí lado. Lee lo poco que tengo escrito.

Me mira...

La miro...

Nos miramos y en su rostro se plasma una sonrisa.

Papa, ahora me tienes a mí, la Navidad debe de seguir siendo lo que es, unas fechas para disfrutar de los que estamos aquí.  Digamos le adiós al pasado con un BESO y recibamos el presente con felicidad y amor.

Sin dejar de mirarla y viendo su sonrisa, me levanto, la invito a levantarse y pasando le la mano por el hombro le digo:

Vamos a terminar de colocar le los adornos al árbol de Navidad.

Hay cosas que no deben dejar de ser sueños, sueños que te hagan amar, que te hagan seguir teniendo esperanza en algo y sobre todo.. al menos un mes al año, olvidarnos de lo malo, de lo negativo e intentar estar al lado de las personas.

No olvidemos que gracias a la Navidad …

 siempre tendremos la ilusión de que nos caiga la lotería.

Lo aquí escrito, no saldrá del blog de la sala de un chat … por lo que me dirijo a los nik …  nik que detras de sus letras hay personas y a ellas les digo que por unos días se olviden de discutir y de traer lo que últimamente estamos viendo en noticias e incluso en las calles de nuestro barrio …  odio, violencia y falta de respeto a los demás.

No olvidemos ese amor que nuestros padres nos enseñaron y nos transmitieron en estas fechas.

Por nosotros, por nuestros hijos, por nuestros nietos …  sigamos soñando.

FELIZ  NAVIDAD

CUENTO Nº 5

Cuenta la leyenda que Dios los vio emerger de entre las nubes, girando y explotando en miles de colores.

 Los miró y sonrió porque… todo lo que Fue, Es y Será.

ESTO NO ES UN CUENTO DE NAVIDAD.

Querido Amigo,

Siempre que se aproximan estas fechas, recuerdo esa Noche Buena.

Una noche donde resonaban las copas, las risas y la alegría, esa noche donde debía estar en otro lugar. Ahí me encontraba detrás de unas letras, al abrigo de la tormenta que caía fuera, con una sonrisa helada como las calles.

Buscaba el consuelo de leer en mi idioma, frases amables  y divertidas, sueños e ilusiones de otros con los que conseguir pasar las horas sin pensar en él.

Pasaba el tiempo entre capas de ropa y una endiablada calefacción que nunca supe poner correctamente y me sumergía en pensamientos tristes, mientras todos los usuarios de la sala marchaban lentamente (como en un goteo) hacia sus vidas brillantes. Y ahí nos quedamos unos pocos, entre ellos estabas tú. Pienso que te diste cuenta, entre líneas, que algo me ataba a la silla. Algo pasaba aunque a simple vista pareciera todo lo contrario. Con un “hola navegante”, abriste un privado y comenzamos a charlar. Hablamos de temas sin importancia, del clima y de la cena, esa cena que no había preparado. No sé cómo me convenciste, pero me puse a cocinar, dando saltos entre el teclado y los fogones, mientras reías y me decías “No me voy a ir María, cenaremos juntos”. Saqué cosas de la nevera y preparé una mesa donde puse el portátil, y dos cubiertos. Que carcajadas resonaron esa noche en casa entre el jamón de la selva negra, el queso roñoso y los más maravillosos chistes malos que me han contado. Las velas tintineaban y durante unas horas olvidé la tormenta. Debía dormir algo si pensaba viajar tantos kilómetros el día de Navidad y con un amable “María, recuerda que mañana el sol brillará para ti”, nos despedimos.

No pretendo crear controversia, simplemente necesitaba darte un afectuoso abrazo, como el que me regalaste cuando lo necesité. Esperanza, algo tan valioso que no puede envolverse en cajas ni rodearlo de brillantes lazos. Éste es el medio en el que coincidimos y éste el momento adecuado. Espero que estas letras te encuentren y que “el Sol brille para ti mañana”.

                                                                                                              Te quiero Amigo

P.D. Cuando llegué al hospital, estaba dormido y me senté en su cama mientras le acariciaba la cara… sus ojos se abrieron y brillaron para mí.

CUENTO Nº 6

SILLAS VACIAS.... 

Para aquellos, que espero consigan verlo así, por difícil que sea,porque quedamos muchos y hay muchas sillas repletas de vida aún. 
Para todos los que, habéis perdido a uno de vuestros compañeros,de vuestros seres queridos,que son demasiados todos los años... 
Para vosotros Ángeles Guardianes. Se acercan las Fiestas y empiezan los preparativos:Las casas se adornan, los regalos (ninguno mejor que los que estaremos juntos), sin decoración unas veces,o muy sobria, el menú de la cena,nada especial,no lo es,es un día más, con una connotación de añoranza, un lugar donde reunirse,un trámite a pasar ... Y aparece la pregunta inevitable: "¿Cuántos somos el 24?". Y en la respuesta, aparecen, implícitamente, las "sillas vacías", las personas que no están... 
La persona que está lejos, la que la vida llevó por otro camino, la que eligió no estar, la que se enemistó, la que se llevó la muerte... 
Y aparece la tristeza. Y las "sillas vacías" duelen. Y es cuando uno necesita ese abrazo fuerte y prolongado que no va a llegar... Y se extraña tu sonrisa...
Y los ojos se llenan de lágrimas... 
Y duele...aun recuerdas las risas,las bromas... Pero es la realidad,y esa realidad incluye los ojos tristes de los que te amamos. 
Y a la realidad hay que aceptarla...ya... Entonces un suspiro hondo y giro la cabeza. 
Y veo las "sillas ocupadas". Son las personas que me aman y a las que amo. 
Y sonrío,son muchas. 
Así es parte de la vida: pérdidas y ganancias...Así voy a brindar el 24, con lágrimas contenidas por las "sillas vacías", y sonriendo desde el alma por las "sillas ...ocupadas"... a pesar de la tristeza. Porque ser feliz no es necesariamente estar alegre. La alegría es una emoción pasajera que termina cuando el buen momento finaliza. La felicidad es otra cosa. Es un estado del alma. Ser feliz es estar en paz. En paz sabiendo que estoy recorriendo el camino correcto, el que coincide con el sentido de mi vida, el de mis errores y triunfos, con mis miedos y mi coraje... 
Mi camino, el que yo elegí. Un camino en el que hice todo lo que pude, y más, por los que no están, a los que me dí incondicionalmente siempre que lo necesitaron, a los que amé... a los que me aman y me amaron,también a quién decidió no hacerlo. 
FELIZ NAVIDAD si sois capaces de verla...así. 
Una reflexión para quienes en estas fiestas sentimos también tristeza.

CUENTO Nº 7

Aunque siempre había sido muy alto, el tiempo había encorvado un poco su espalda y a duras penas podía mantenerse recto, pero aún asi se vislumbraba en su estampa la gallardía de lo que en otro tiempo fue un caballero.

Aquella mañana Pablo cumplió con su ritual de saludo al día. Desayunó tostadas con aceite remojadas en leche caliente manchada con un poco de café mientras escuchaba las noticias de las nueve en su emisora de siempre. Como cada día, tras dejar la taza en el fregadero, arrancó la hoja del calendario que tenía colgado tras la puerta de la cocina. Un 24 de Diciembre apareció ante él.

Tenía que ir al mercado. Para ese día siempre preparaba lo que en su opinión era un pequeño banquete. Las gambas que más disfrutaba, un par de cigalas  que haría a la plancha, la mojama que tanto le gustaba,  un queso añejo puro reserva y los 200 gramos de jamón pata negra , que aunque caro, ese día era preceptivo y de obligado cumplimiento degustarlo.

Cenaría solo esa noche como  ya era costumbre  en los últimos años, algo que a fuerza de repetirlo, no le preocupaba pues era la ocasión perfecta para darse un festín. Claro que, cuando ese pensamiento incómodo de soledad saltaba a su mente, se encogía de hombros  diciendo un “qué más da” que ya se había vuelto habitual en su silencio.

Hacía mucho frío esa mañana. Así que levantando el cuello de su barbous, con los guantes calzados y la bufanda arremolinada al cuello, cogió las llaves y cerró la puerta.  Le sorprendió el cielo despejado. Estaba siendo un invierno muy seco el de ese año y aunque no le sentaba nada bien la humedad ni le gustaba andar con el paraguas en el brazo, reconoció la necesidad de esa lluvia tan esperada.

Casi nunca iba al mercado. Se apañaba bien haciendo la compra en el supermercado que desde hacía tiempo habían abierto cerca de casa, pero para una compra tan señalada y dada la ocasión, bien merecía  la pena darse una caminata.

Paró en el kiosco de siempre. No quería renunciar a comprar su diario en papel que solía leer tomando un vino en el bar de Juan y que Paquita, la kiosquera, siempre le daba en cuanto le veía asomar.

Enfiló camino de la calle Pradas. Le llamó la atención el bullicio de gente y ruido en cualquier dirección en que miraba. Se notaba que la mayoría andaban preparando  la noche de ese día.  En el cruce con la calle Encinas, justo a la  derecha ,le llamó la atención un pequeño tumulto que había en una especie de Plazoleta a unos cien metros de dónde se encontraba.  Como no llevaba prisa ni nadie que le esperara, dio rienda suelta a la curiosidad por descubrir la causa de ese gentío.

A medida que se acercaba se fue percatando de que se trataba de uno de esos locales de ayuda a los pobres que tanto habían proliferado en los últimos tiempos por esa crisis que no terminaba de desparecer. No era una imagen amable la que comenzó a percibir.  Rostros marcados por surcos profundos, miradas llenas de desesperanza observando puntos concretos de horizontes inexistentes. Dentaduras ausentes o ennegrecidas, manos rugosas envueltas en suciedad.

  • ¿Pablo?

Giró su cabeza.

  • ¿Eres tú, Pablo?

Se quedó atónito. Apenas podía reconocerle. Pero sí, era él. Era Angel, su hermano.

Vio unos ojos hundidos, el cuello de la camisa marcaba surcos renegridos y se abrigaba con un chaquetón cuya manga estaba descosida.

Hacía unos nueve años que no sabía nada de él. La última vez que lo vio fue en la puerta de la Notaria el día en que fueron los tres a firmar la declaración de herederos. Allí se juró que había perdido a un hermano. No iba a permitir de ningún modo una traición como la que le hizo Ángel.

Tras media hora de mirar el periódico, viendo titulares y sin saber lo leído, le pagó a Juan la copa de vino y marchó a casa.

No podía arrancar de su mente el pensamiento de la mañana. Se preguntaba una y otra vez cómo había podido llegar a ese estado. Aunque sabiendo de su mala cabeza y su vileza no era de extrañar. Además,  él era de los que opinaba que según la siembra, así es la cosecha. Y Angel durante toda su vida siempre había sembrado egoísmo, por tanto era el momento de que asumiera las consecuencias.

Estaba claro que no era su responsabilidad, aunque fuera su hermano.

Sacó el móvil del bolsillo del barbous. Eran casi las 8.  Se sentía nervioso. No le gustaba ese sitio. Había un olor mezcla de desinfectante y cloaca que lo convertía en nauseabundo. Miró el letrero descascarillado por las esquinas que  colgaba encima del mostrador y donde rezaba “Albergue Municipal Los Olivos”.

Ángel apareció por una pequeña puerta del lateral del mostrador con una cara asombrada propia de quien ha visto un fantasma.  A Pablo le parecieron interminables los pasos que dio su hermano hasta que quedó frente de él.  De camino había ensayado las palabras que le diría, sin embargo, en ese momento solamente se le ocurrió hacerle una pregunta:

-  Es Navidad. He comprado cuatro cigalas y yo nunca tomo más de dos. ¿Quieres comerlas esta noche conmigo, hermano?.

 

CUENTO Nº 8

Rogelio estaba reposando  en el jardín en una  de esas hamacas que hasta te puedes quedar dormido bajo los árboles, la tarde a pesar del pleno verano…estaba cálida pero agradable bajo las sombras del nogal. Me acerque un poco…y enseguida abrió los ojitos cuando me sintió llegar.

El tenia todo el tiempo del mundo para conversar , sus años mostraban marcas en la piel..y el cabello blanco, muy blanco siempre tan impecable y arreglado.

Se enderezó un poco…y surgió la  pregunta de repente..Cómo te preparas para  la Navidad?

Le dije, ya está todo en  orden.. el árbol..la cena, y hasta puse los regalos, para todos!

Me miro un poco mas fijo y de nuevo.. como si no lo hubiese oído, repite..

No..no, dije como te preparas?

Abuelo..pero que es  realmente Navidad?

 Navidad es  perdonar…reconciliarse con el que estamos distanciado, es hacer un poco de balance espiritual, como para volver sobre aquello que por ahí nos prometemos que está bien y que al final nos alejamos y nos vamos recorriendo el camino del egoísmo..y materialismo muy propio de éstos tiempos.

Celebrar la Navidad…es celebrar un nuevo renacer de Jesús en nuestros corazones, más allá que estemos más antiguos que otros años.. o estemos con menos gente querida, que por esas cosas de la vida y de la muerte ya no están a nuestro lado.

Desearnos una Feliz Navidad es eso…un deseo de corazón que volvamos a reivindicar una fe..una creencia en  un espíritu renovado de buenas intenciones, sobre todo con nuestro prójimo, tal como Jesús lo ha deseado.

Carecería del buen sentido si sigues enemistado con ese hermano que por alguna razón tuviste diferencias y estas alejado..o con los compañeros de trabajo, si por chismes o habladurías no los visitas como antes…o con el pobre menesteroso, que tiende la mano y pide algunas monedas y  que  vas tan cargado de cosas que ni te molestar  en  parar un rato y ofrecerle una ayuda.

Mi querida … que esta Navidad sea  sentida y significativa como lo que realmente es. Y dejemos el materialismo…las compras y las cenas espectaculares de lado, para vivir a pleno dentro de cada uno de nosotros .. un verdadero  cambio que nos fortalezca el espíritu, por nuestro bien y el de nuestro entorno.

Feliz Navidad!..en el buen sentido de la palabra y de corazón a corazón.

 

CUENTO Nº 9

Este año ha sido muy malo en muchos sentidos… He tenido muchos problemas, si se pueden llamar así, no hubo posibilidad de comprar regalos, ni de decorar la casa ni el árbol, ni de tener un momento de reflexión, ni he saludado a nadie para Navidad, solo cargo una inmensa angustia y confieso que no tengo energías… Ayer, luego de un día difícil,  llegando a casa me encontré con nuevos problemas y solo subí y me acosté y hoy al despertar, me pregunte el porque ¿? Porque no hay un momento que haya paz, que no pase nada.   Que Navidad tan triste, me dije… que meses tan complicados…nada sale bien…  Mis seres más queridos enfermos, uno tras otro, mi madre, mi hermano dos meses hospitalizado, mi sobrino, mi perro, mi padre está hospitalizado…

Y vino a mi mente que… Eugenio, mi hermano está en el piso de abajo durmiendo, llegué a pensar que no estaría más con nosotros, ahí donde cada año pongo el árbol de Navidad cubierto de adornos y luces, ha pasado su primera noche fuera del Hospital y es una felicidad pasar por ahí y verlo.  Miré a mi derecha, mi perro estaba ahí … ya se, es un perro, pero pudo morir y está!  Mi padre fue operado ayer y está vivo… Mi madre pese a estar tan agotada como yo, está a mi lado y me dije…

Que mejor Navidad podíamos vivir… Estamos juntos y nadie sabe si pasaremos una próxima Navidad así otra vez, aprendí en la UCI que hay que vivir día a día, que nadie tiene la vida comprada, que cuando paseaba por esos pasillos del hospital,  deseaba que mi regalo de Navidad fuera que mi hermano estuviera en casa!!  Que nada más importaba, que todo sería perfecto!!

Así que será  una Navidad perfecta!!  Subiré al entretecho por el árbol, dentro de casa no hay espacio, así que lo pondré fuera, ya me las ingeniaré…  y apenas pueda iré a ver a mi padre al Hospital.  A veces quisiera ser varias a la vez, pero eso es imposible.

Recordé que hace unos días, cuando desarme la cama y la traslade pieza a pieza al piso de abajo, (no vean cuán difícil fue bajar el colchón) y quedo lista por si mi hermano venía pronto a casa, alguien preguntó y quien te ayuda y le respondí que Dios!! 

Él nos ayudó a pasar este duro trance y sé que no nos abandonará…  El envío a todas esas personas que oraron, que apoyaron de una u otra manera y de las cuales estoy tan agradecida.

Aprovechen de estar con sus seres queridos, no hay nada más importante que eso.   La Navidad no es un día de regalar, es un día de compartir, de renacer, de esperanza !!!!

Les deseo a todos, una Feliz Navidad !!!!!!!!!!!!!!!!!!!

CUENTO Nº 10

LUCIO

Lucio es el cabrero que talla monigotes de boj y de abedul y flautas de caña, que luego las madres tiran al arroyo, desde la ventanilla del Land-Rover,  por el puente; en un descuido de sus hijos, que tampoco lo recuerdan ni notan.

 Talla sus cosas con esa chupada navaja francesa L’Opinel que un día –a los postres de una cacería- le regalara el conde. Tal vez supuso el conde o estaba ya en la verdad de ello, que no se cobraron  –como otras veces- tantos lebratos pellejotes, ni de los reventados de las postas, ni de los boqueados de los perros.

Mientras sajaba hígados calientes, cuando, bajo el helado caño del manantial, limpiaba riñones, no estaba Lucio sobre eso. Sólo sabía; había pasado el pulgar reseco de su reseca mano, de su renegrido y enjuto cuerpo, por la afilada hoja, examinándola, intuyendo la calidad del acero, aprobándola. ¿Qué atisbó el conde en su exprimido rostro?, ¿qué mueca creyó ver en la escueta y muda brecha de su boca?; ¿qué chispa vislumbró en sus diminutos ojos nublados y animados por anises de Zalamea? Que pensó que –por no haber lebratos pellejotes- por cima de sus cuarenta duros, ya le tenía la propina.

Olía a jara y a retama, a espino y alhucema, olía a entrañas montesinas; olía a tierra abierta. Sobre las negras trébedes y en artesanas parrillas requemadas hechas de finas gavillas de ferralla; abiertas como pañuelos de luto, echaba Lucio grandes lajas de hígado, riñones divididos, criadillas en las orillas. Chisporroteaba todo y se encogían las vísceras a los puñados de sal gorda. Acariciaba  las presas con ramas de tomillo y de romero. Dábales vuelta con varillas de acebuche, por habérsele reprochado que lo hiciese con los dedos.

A los postres –en tanto el café se precipitaba-, con porciones generosas de oscura carne de membrillo sobre gruesas rebanadas de oloroso pan moreno, que Lucio cortaba y dispensaba; no hizo el conde más que actuar en consecuencia:

-¿Te gusta la navaja? –omitió decir su nombre porque no estaba seguro.

Lucio, sorprendido, se detuvo

-Bien –añadió con rumbo el conde-. Es tuya

-Será tu propina –terminó diciendo, satisfecho

¡Oh, honor de los pobres y orgullo de los humildes! ¡Oh, dignidad de los desheredados y desfavorecidos! No estaba Lucio usado a los presentes y sintió brotarle en las entrañas un punto de violencia; pero se contuvo. Abrió mucho –como un niño- los ojos y despacio y lento se le vio sonreír, como un simple, mostrando, por los celtas, los alquitranados dientes. Después y también pausado, reconoció su regalo y que le satisfacía, e inclinó agradecido su destocada y mal pelada cabeza.

Horas más tarde, hacia su aprisco, atajaba Lucio por el monte. Detrás de los cimeros cerros el fugitivo sol reverberaba espléndido, contra los altos cúmulos, en el apogeo del ocaso. Traía la tarde aún tensiones no disueltas preñadas de olor a hombre y pólvora,  fugaces barnices de sangre y corazones alocados; lejanos retazos de chasquidos violentos.

Bajaba Lucio y de cuando en cuando se palpaba el bulto que le hacía la navaja en el bolsillo.

¿Qué tenía Lucio?, ¿qué pensaba?

Lucio no sabía bien lo que tenía.

Tenía.

Tenía apretado el pecho, tenía agarrados la garganta y el estómago, como si algo, una emoción extraña, pugnase por salírsele del cuerpo. Algo  que le empujaba a detenerse a mirar las flores del espino, o las nubes puras orilladas de sol cadente, húmedas y misteriosas; todo con otro brillo y ojos de ahogado.

Y pensaba, pensaba Lucio tocando “su” navaja, que una cosa así debían sentir los niños de allá abajo, los niños del pueblo en el Valle; cuando al alba de esa fría mañana en la epifanía acudían nerviosos y despeinados, corriendo a los helados balcones de sus casas; con ojos plenos de infantil asombro, y de legañas.

CUENTO Nº 11

SUENAN CASCABELES

 Un cuento de Navidad es algo difícil de escribir, aunque cuando se siente esta época tan especial, cualquier cosa puede ocurrir, así que, como expresar aquello que…

Todos los años, desde hace… dejémoslo en algunos años, La Noche Buena vuelve a visitarme, pero este año… no llegaba, e impaciente quise forzarla a que volviera

— Noche Buena, ¿estás ahí? —Pregunte a la nada con la mirada perdida en el sitio que todos los años ocupaba. —nadie me contesto, así que seguí sentado a la mesa esperando que llegara, una mesa tan solo ocupada por una figurita de mazapán, y una solitaria vela… al cabo de media hora… —Noche Buena ¿estás ahí? — Ni siquiera el silencio me contesto, y seguí esperando por que ella vendría, si, vendría…

Al cabo de otra media hora y sin que me hubiera movido tan siquiera para descansar de aquella posición en la que me había sentado a esperar: sentado en mi vieja silla de madera gastada por el tiempo, la espalda rígida, los brazos pegados al cuerpo y las manos bajo mis muslos… la posición de alguien que espera con impaciencia e impotencia, de alguien a quien solo le queda nada más que esperar.

— Noche Buena, este año te estas retrasando ¿Ocurre algo? ¿Vas a venir?— Volví a preguntar con la incertidumbre agarrada a mi pecho. Finalmente y sin poder aguantar más sin moverme, apoye los brazos y la cabeza sobre la mesa, de tal forma que mis ojos tan solo veían la figurita de mazapán; que cansado estaba… pero no debía dormirme, porque ella vendría…

Al filo de la media noche, la Tristeza vino y se sentó a mi lado… risueña, esperando…

— Viejo acuéstate, te ves muy cansado, este año ella no vendrá.

— Déjame en paz pájaro de mal agüero, vete, aquí no eres bien recibida.

— ¡Oh! Ahora no soy bien recibida y me llamas pájaro de mal agüero… ¿Ya no recuerdas cuanto nos amamos?

— Ella vendrá, sé que vendrá…

— Ve a dormir Viejo, si finalmente ella viene… estarás tan cansado… déjame arrullarte, te cantare una nana…— la tristeza comenzó a susurrar muy bajito las notas de una ancestral nana…

— No, no me dormiré, ella vendrá.

Pero al cabo, me dormí… las malas artes de la Tristeza me vencieron, era una nana tan bella y antigua como la noche y no resistí su poder; así que, vencido y con la congoja atenazándome la garganta, deje que la tristeza me arropara cuando por fin me deje caer en mi viejo camastro, pero no tenía intención de dormirme, no, no me dormiría y cuando ella viniera estaría esperándola.

Poco tiempo después el Sueño salió a mi encuentro —Siempre eres bienvenido Viejo, ¿esta noche me contaras un cuento de Navidad?

— Si Sueño… <>…— Pensé esperanzado. …

Pero me engaño, el Sueño me engaño, lo que pretendía con su conversación era que me durmiera, y casi lo consigue, me quede atrapado en la frontera que existe entre el sueño y la vigilia…

— Buenas noches Viejo, mira a quien te he traído… —dijo La Noche Buena señalando con la cabeza en la dirección de la mesa… en el centro y lamiendo con su sonrosada lengua la figurita de mazapán, se encontraba lo que todos los años esperaba que la Noche Buena me trajera: Mi querida y añorada Gata.

— Tu, ¿Qué haces aquí? —Era La Alegría, había venido con La Noche Buena, y era quien recriminaba a La Tristeza.

— Vosotras le abandonasteis demasiado tiempo, ahora es mío. —Contesto La Tristeza.

Entonces, sin más, comenzaron a forcejear… La Alegría reía, y reía alborozada lanzando contra la Tristeza carcajada tras carcajada… por su parte La Tristeza comenzó a sollozar tan lastimeramente que en poco tiempo la pena comenzó a hacer mella en La Alegría… entonces algo ocurrió… mi gata dejo de lamer la figurita de mazapán y de un salto llego hasta mi camastro, se instaló en el hueco de mis piernas y se quedó dormida, aquello hizo que yo llorase de puro gozo.

Y de pronto, La Alegría y La Tristeza dejaron de pelear, La Alegría lloro de tristeza, y La Tristeza derramo lágrimas de Alegría.

— Esas lágrimas al caer tintinean como si fuesen cascabeles — Le dije a La Noche Buena

— Si Viejo. La Navidad puede ser tan triste y fría como el metal de un cascabel, o cálida y alegre como su sonido. 

 

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